La psicomotricidad es uno de los aspectos más importantes en los primeros años de vida de los niños, ya que un buen trabajo de la psicomotricidad permitirá a los niños desarrollar de forma adecuada todas sus habilidades a nivel mental, físico y social. Este desarrollo es algo que se debe llevar a cabo tanto en el colegio como en casa. Tanto los profesores como los padres tienen que incentivar el desarrollo de la psicomotricidad de los más pequeños. En muchos casos no se tiene toda la información sobre como se puede trabajar bien la psicomotricidad infantil para que sea efectiva y conseguir los resultados que se buscan. Por ello, vamos a dar una serie de pautas que nos van a ayudar a trabajar de la mejor forma la psicomotricidad infantil.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que estamos trabajando con niños. Por eso, es importante que las actividades que planteemos sean atractivas para ellos. El entretenimiento y la diversión son aspectos fundamentales, ya que si conseguimos esto los niños tendrán una mejor predisposición para realizar estas actividades poniendo en ellas toda su atención. Y es que no hay nada mejor que trabajar la psicomotricidad sin que los niños sepan que en el fondo lo que están haciendo es trabajar su cuerpo, sino que para ellos solo sea un juego más.
En cuanto a las habilidades individuales de cada niño es importante apuntar que cada uno tendrá mayor facilidad para desarrollar unas habilidades determinadas y que debemos respetar cada etapa de aprendizaje. Es decir, en ningún caso debemos forzar el cuerpo de los niños para intentar que aprendan antes o más rápido.
En los primeros meses y años se empiezan trabajando las extremidades superiores cogiendo cosas o realizando otras actividades con las manos para empezar a utilizar su cuerpo y conocer el mundo que les rodea. Cuando empiezan a andar, el desarrollo y la coordinación pasa a trabajarse en todo el cuerpo.
La realización de actividades y juegos que implican el uso de todo el cuerpo y, por lo tanto, la coordinación de todas las partes del cuerpo, son las más adecuadas. Caminar y saltar son acciones que potencian lo que se conoce como psicomotricidad gruesa, es decir, aquella que implica a todo el cuerpo. Poner en práctica actividades y juegos que requieren de la utilización de una forma coordinada de diferentes partes del cuerpo es lo que nos ayudará a desarrollar la psicomotricidad gruesa.
Entre estas actividades encontramos lo que se conoce como juegos de vinilo de suelo. Estos juegos forman una serie de recorridos en el suelo representados por diferentes formas y elementos de la vida cotidiana. Para superar cada juego, los niños tendrán que completar cada recorrido siguiendo unas instrucciones concretas. De esta forma, los niños tienen que utilizar las diferentes partes de su cuerpo de una forma coordinada, fomentando así el desarrollo de las habilidades física y mentales.
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